Ilustración de Raquel Garcia Ulldemollins
Les voy a contar un chiste, que estamos en verano y la cosa está muy fea. Hay que desdramatizar un poco, ¿que no?
Saben aquel que diu que se encuentran dos amigos por la calle, Pepe y Mariano, el primero matemático, y le pregunta el segundo:
—Oye, Pepe, ¿qué es eso de la lógica?
Tras pensar unos minutos, el aludido responde:
—A ver, por ejemplo, Mariano, ¿tú tienes una pecera en casa?
—Sí.
—-Entonces, es lógico que te gustan los peces.
—-Ajá.
—Entonces, lógicamente, te gustan los animales.
—Claro.
—Por lo tanto, te gusta el más bello de los animales: la mujer.
—¡Toma, claro!
Al cabo de unos días, Mariano se encuentra con otro amigo suyo, y le pregunta:
—Oye, Luís, ¿tú tienes una pecera en casa?
—No.
—Tú eres maricón…
Risas.
¿Otro chiste?
Sale una vicepresidenta del Gobierno y dice sobre el caso Bárcenas:
—No hubo negociación y la prueba es que está en la cárcel.
¿Ahora no se ríen?
Pues es, básicamente, el mismo chiste. De hecho, la gracia de ambos chistes, si la tienen, está en el uso de una falacia lógica conocida como la falacia de la afirmación del consecuente y que es una creencia falsa fundamentada en un error lógico. Ahora habría que deducir si Soraya, y si amiga María Dolores, lo hacen intencionadamente, cometer el error lógico, o por desconocimiento. En cualquiera de los dos casos, es preocupante que tengan alguna responsabilidad en la política de este país. Yo uso esos argumentos con mis hijos, señoras, cuando les digo que la prueba de que esta noche ha venido el ratoncito es que el diente ya no está sobre la mesita de noche. Pero, por favor, que aquí los que votamos ya tenemos espolones…
Como soy optimista y de Coria (esto último no tiene nada que ver, pero me hacía ilusión hablar de mi pueblo en Jot Down) voy a suponer que alguna de las dos leerá esta entrada y no volverá a cometer el error. Voy a tratar de explicar qué es la falacia de la afirmación del consecuente con un ejemplo clásico, usado hasta la saciedad con este fin.
Supongamos que tenemos dos sucesos, que llamamos A y B. Por ejemplo, A es «llueve» y B es «el suelo de la calle está mojado». Es lógico que si llueve se moja el suelo de la calle, es decir, si ocurre A, entonces ocurre B.
La falacia de la afirmación del consecuente consiste en pensar que de lo anterior —del hecho de que la ocurrencia de A implique la ocurrencia de B— se deduce también que si ha ocurrido B es porque tuvo que ocurrir A. Con el ejemplo de la lluvia: que si el suelo está mojado, es porque ha llovido. Qué tontería, ¿verdad? Como si no existiese la posibilidad de que alguien haya baldeado la calle.
Lo único que se puede deducir del hecho de que la ocurrencia de un cierto suceso, A, implique la ocurrencia de otro, B, es que si no se ocurre B es porque no ocurrió A. Es decir, que si el suelo de la calle no está mojado, es que no ha llovido.
Todo muy fácil y lógico, ¿no?
Vamos a analizar las palabras de nuestra Soraya.
Si la prueba de que el Partido Popular no ha negociado con Bárcenas es que está en la cárcel, y no hay falacias, significa que no existe la posibilidad, por poner un ejemplo, de que un juez (o un sistema judicial limpio y honesto) pueda decidir que el señor Bárcenas deba ser encarcelado, a pesar de que negocie con el PP. En otras palabras, que el sistema judicial está en los bolsillos (o en los sobres) del partido del Gobierno. Eso se deduce, lógicamente, de las declaraciones de Soraya y María Dolores. A no ser que se hayan equivocado, claro… En cuyo caso, aparte de la negociación del extesorero con el PP, cabe la posibilidad de que un fiscal honesto y un juez lo hayan encarcelado y, por lo tanto, el hecho de que ahora esté en prisión no significa, de ninguna de las maneras, que nuestro presidente no haya cedido a las peticiones de su amigo (o examigo) Luis vía SMS.
Resumiendo todo lo anterior, solo hay dos opciones:
(a) Nuestro sistema judicial puede ser manipulado según el antojo del partido del Gobierno;
(b) Nuestro sistema judicial funciona y seguimos sin saber si el señor Rajoy ha intentado evitar la prisión de Bárcenas ante las presiones de este. Y lo que nos queda, moreno, porque el gallego no suelta prenda.
Yo quiero, necesito, pensar que es la segunda opción, no estoy segura de que haya fluoxetina para todos. Pero claro, luego una lee cada noticia que…
Pero no, no es esa la única falacia que se intuye de las declaraciones de los responsables del Gobierno de nuestro país, porque otra que usan hasta la saciedad es la falacia ad hominem, tratando de desmentir las acusaciones del extesorero de su partido basándose en el hecho de que esta persona, el señor Bárcenas, es un delincuente. Que lo es, vaya si lo es… Pero eso no desmiente nada.
Si el señor Bárcenas afirma que la Tierra gira alrededor del Sol, ¿tenemos que desconfiar de esa afirmación por su condición de chorizo? O si el tristemente fallecido Sampedro hubiese afirmado que el Ebro nunca pasó por Zaragoza, ¿debemos creerlo por su reconocida lucidez mental? Más aún, si un medio de reconocido pensamiento objetivo y crítico como ABC insinúa que puede que el Curiosity haya encontrado vida en Marte, ¿tenemos que creerlo? Vale, este último ejemplo era una broma. No te enfades, Bieito, que te pones nervioso y escribes tuits con faltas de ortografía.
No, señores, seamos serios: los hechos hay que probarlos o desmentirlos con pruebas. Si Luis Bárcenas está mintiendo, seguro que son capaces de demostrarlo sin recurrir a este tipo de falacias. ¿O no?
Falacias lógicas hay muchas, muchísimas. Es difícil no caer en alguna si uno no está atento, soy consciente de ello, van como locos y no se fijan…
Hay otra falacia lógica, bastante conocida, que es la falacia del hombre de paja, que consiste en caricaturizar un argumento para hacerlo parece ser ridículo y, por lo tanto, falso. No sé, se me ocurre un ejemplo… Imaginen que alguien acusa a algún dirigente del Partido Popular de recibir dinero negro en sobres y este se defiende diciendo «Sí, claro, ¡hasta le firmé un “recibí” a Bárcenas!». La ridiculez de firmar un recibo cuando se recibe dinero fraudulento pone en entredicho la afirmación primera. ¿O no? Sí, hoy estoy cuántica.
Y, oigan, que no digo que los demás partidos no caigan en estas mismas falacias. Ocurre que los que ahora tienen que hacer el pino con las orejas sobre un alambre bamboleante son los de PP y las declaraciones en las que es más fácil encontrar problemas lógicos, por tanto, es en la de ellos.
Mientras tanto, como se suele decir, por uno o por otro, la casa sigue sin barrer. El despechado lanzando acusaciones terribles sobre el presidente del Gobierno de nuestro país; este, ya ni con plasma, no tiene la decencia de dar explicaciones a los ciudadanos, y sus emisarias lo hacen con sus mejores galas y las peores falacias.
En fin, tenemos lo que queremos, la prueba está en que no hay mucho jaleo en las calles.